25.12.07

18

esta era una de esas noches
que me tragan
de a poco
como ésta
y esas que dejé de tener, hacia tiempo
pero el tiempo nos consume hipócrita
las agujas
se clavan
para recordarnos que pasa
que existe
sólo si queremos
y ahí anda, latente (si se quiere)
el muy puto
y al final, incandescente
a nosotros
siempre diciéndome qué hacer
pero cómo, si acá no existe
no sé qué pasa
esta casa, me impregna de olores
anoche vos
hoy eso tan parecido a Mercedes
estas noches me dan miedo
de perderte
de la rutina
de estar perdiendo
el tiempo
como esos sueños que me acechan
noche de por medio (mentira, todas)
y al final la noche existe
sólo si queremos
el tiempo.

16.12.07

17 (sin ponernos metafísicos)

1
¿Viste esas siestas con Carlos en la biblioteca?...
...¿y quién era?... ah... y después le dijeron que tan putas eran sus hijas... en el 2000 también. Ese afiche en la pared de tu cuarto es del 2000. Lo sé porque por momentos me acuerdo de todo. Así como el número de teléfono de Ana, siendo que no me lo dió, que lo escuché una sola vez mientras se lo decía a otra persona. Pero después pasa que estoy en medio de una larga conversación y me olvido de qué hago ahí, qué estoy diciendo, cuál era el punto o simplemente prestarle atención al otro.
2
Esquizoide-paranoide, y la mujer después de dar a luz vive en camisón. Y ahora es un síndrome. Después te preguntás, mamá, por qué digo que a Freud lo respeto (y nada más), y yo vivo de camisón, y no fui madre. Lo mismo cuando lo sea me voy a acordar. Pero cuando estuvo Braulio acá, yo no andaba de camisón (es que prefiero no acordarme).
3
El otro día abrí la puerta de casa y había un pajarito muerto a mis pies. Estaba panza para arriba, con las patitas flexionadas, y en el rostro ni una señal de dolor, ni de haber sido asesinado. Simplemente había muerto. Quería venir corriendo a escribirlo, pero el tiempo siempre tan carnívoro.
4
Quiero irme a vivir a Tucumán, sí, porque ahí nunca me acuerdo ni de la hora ni de las otras personas ni de esta puta computadora. Ya quiero irme de acá así no tengo que verla por un buen tiempo.
Me gasto, todavía, en caer en cursilerías inútiles y decirte lo que siento. Lo mismo no me importa porque así como me escribo a mí, me hablo a mí también. Me pongo un poco loca. Total cuando aparecen tus huellas dactilares una vez al mes no estoy conmigo, y si tan sólo se quedara todo ahí... después no estoy conmigo unos cuantos días. Yo sé que a esto lo leerán a lo sumo dos personas, por ahí vos no. Si todavía puedo amar, te amo igual.
5
Pero volviendo a esa siesta, sí, el último piso es perfecto. Me enojó que no haya ascensores pero es perfecto. Me gustaba pensar que era el último piso, y que desde ahí se podía ver toda Buenos Aires. Incandescente, como dije ayer. Pero uno siempre ve una parte de las cosas. Los ojos o las vistas son como clavar la mirada a través del agujero de una cerradura, y ver sólo lo que se proyecta. Uno se esfuerza, pero no puede ver más allá.
6
Artaud para millones. No sé si es tan así. Tanto te gusta hablar de aquel otro que me entro a sulfatar, y era este fin de semana, y tal vez, sólo tal vez, si me decido, se pueda. No te pregunté todavía qué hacer, no se lo dije a nadie. Es que estabas concentrado en otra cosa, y yo escribiendo. Parecería que esa vigilia en la que vos entrás, y mi letargo farmacológico y emocional nos dejen a dónde estamos, y sean, por segunda vez, las siete de la mañana el escenario perfecto para hablar una vez después de muchas semanas. Lo mismo nos la pasamos hablando de otros, o de mí. Salvo seas de esa gente que me cose la boca. Y no sos, porque te cierro la conversación y listo. Yo todavía aprecio nuestras conjeturas.Y así, sin saber que hacer, me hundo en esta silla. Tengo un par de horas para pensar, pero me hundo en la silla. No tengo con quién hablar, la gente piensa que estoy en Concordia.
7
Concordia, otra vez, escurriéndose.

16

Buenos Aires la incandescente, cada gota más lejos. Si digo gota, vuelvo al relato tan tenaz de mi madre, a Wong y sus fotografías (Julito, cómo sacarte de acá), volver a pensar en Carlita, y digo gota y es la helada que cae sobre el cráneo descubierto, en el mismo lugar, erosionando lentamente, y al final no saber si la muerte es por hipotermia, sensibilidad o perforamiento. Yo qué sé.
- siempre vas a poder leerme desmenuzando todos los párrafos y llegar a lo mismo: el ego.
- que no digan que quiero escribir como Julito. mentira. uno no se puede olvidar, y tenemos que estar mirando la paja con lupa, y paf, se acabó.

13.12.07

15

Dale, dame. Pero no, te dije que no, así... otra vez, no sé qué escribo. Tu lunar tan comestible, yo me río, me río, soy un río, lloro, lloro cuando no hay nada entre nosotros dos, por primera, segunda, tercera vez, no, ya perdí la cuenta. Soy un río si decís esas dos palabras, la primera, segunda, tercera... juntás todas las veces, y...¿viste que siempre que me pongo así estás vos arriba?, es que no podemos jugar a dar vueltitas en tu cama, porque es chiquita como la mía, y yo te mentí, no se rompió así, se rompió asá, y cuidado, te vas a caer y nos vamos a matar, y GLUP, reloj y celular al agua congelada, y después aguantarlo difónico dos días. Los dos días más lindos de mi vida.
Cerrá los ojos, no puedo, ya me preguntaste eso antes, vueltitas, América, costado, estás tan hermosa, Julieta Acosta.
Siempre te quedás vos abajo de la lluvia, pero te dije que vengas, me voy a sacar los lentes, los extraño, todos dicen lo mismo, no entienden nada, pero estamos solos... bah, Chéjov, no me hagas llorar, eh, era obvio, porque soy una maricona y no me la banco, ya pasó antes, ¿qué vas a hacer?, hacerte feliz, ¿y por qué?, porque sos todo lo que quiero.
Es que no te escuché respirar, ni nada, quedate, un poquito más tarde, un ratito más, ojalá pudieras quedarte para siempre, falta poquito, tengo una sorpresa para vos, ¿sabés qué sigue?, dormí si querés, vení conmigo, pero eso también soy yo.

Y te amo.
Quisimos soplar mentalmente hasta la última burbuja de un burbujero lleno de detergente, que nunca es la última, y nunca se acaba de inflar la última, ni se termina.

12.12.07

14

Chiquita, chiquita, mirá que siempre te dieron de comer enorme y ahora te aferrás a la cuchara, diminuta. Tan amorfa y estirada, y tu cuerpo acurrucado en el rincón más pequeño, en el pie izquierdo, destilando tus pócimas y penurias.

Chiquita, chiquita, ¿qué vas a desentrañar si resultaste minúscula?, nadar, nadar te toca en la inmensa mar del cuerpo ajeno, y naufragar el día entero, o al menos anhelar lo poco que podés sumergirte ahí.

Y así te vas consumiendo en una centrípeta letal, con la gravedad bajan esos que dicen ser sueños, tus ideales y fantasías, esas dos o tres cosas por día en que pensás, las que nadie sabe.

¿Y acaso no es felicidad el instante en que eso parecería arañar la realidad?

4.12.07

13

El cíclope, caminemos rápido, rápido que no nos... me lastima estar siempre apurándonos, me flagelan esas pequeñas cuchillas en la espalda, y saber qué son.
El beso que es beso, nunca como lo planeo, subirme a vos, todo en planeador, (y la sútil paradoja). Uno no puede decir que ama sobre un trozo de papel en medio del viaje de vuelta, pero si se lo piensa desde el abrir de par en par de las ventans se rasgan las cortinas, yo arañandome a mí en vez de a mí espalda, tu espalda salvo hasta la ducha, (y no como esta vez).
¿Qué es un mes sino un peso en la espalda?, tan largo, todo tan arduo que si me duele irme no me importa, no puedo seguir esperando a tenerte todo el tiempo.
Tu cama, tu cama, todo lo que a mí me significa y me sucede, lo que soy después. El corazón que por momentos vuelve, golpeando el pecho, queriendo salir, al cielo. Mi alma cayendo a cuentagotas (las pócimas, las pócimas), ahí, sí, sí, donde tante gusta.
La risa tan inocente y tan sin sentido, me escapo por la boca y todo ardiendo. Decir esas palabras tan mías, que tanto aferro, y escucharlas de vos por primera vez, arder, arder.
Mi amor el agua rebalsando de eso que dijiste verde, y viajando por mi cuerpo, tu cuerpo (cómo van las cosas es lo mismo).
Ya en el piso, yo aguanto tan poco que tengo que gritarte que pares, y no, seguí, seguí conmigo, y dormite así, con el pelo ahí, y tu boca allá, y el hombrecito del sombrero mirándome a mí, sólo a mí.

¿natalio ruiz?

12

La lucha incesante de los cuerpos en un sube y baja constante, el juego de estar apurados. Ni mirar, porque hay que vivir sin reloj, pero cuando el tirano corre la guillotina espera, tengo que parar de amarte. Las pócimas placenteras, y vos otra vez bajo esta cárcel que soy, los minutos, los minutos.

3.12.07

11

Que el trabajo, que los papeles, que las reuniones y supuestos sin aviso, las torturas chinas (malditos aparatos), que las condiciones, las artimañas y suspensiones. Nada que puedas dejar por mí, maniática puta. Así no.

las mujeres en mi vida, pan y circo