Voy a cantarte en Marzo. Es que tus labios me están invitando a quedarme. Vas a usarme, porque te es redituable. Me duele la cabeza de tanto golpearla contra la pared. Vos sos esa pared, o esa puerta, y yo soy Stéphane queriendo entrar a la fuerza a lo de Stephanie. A esa película no la viste, pero si me permitís hablar alguna vez, voy a recomendártela. Pensé en nosotros montados en ese caballo. Lo mal que entiendo las cosas. La manera tan peculiar que tengo de hacerlas.
Te vas a abrir de par en par, como alguno de tus libros, a otra. Vas a amarla de verdad, no cómo a mí. Será más pura, quizás más inteligente. Será suficiente. Va a hacerte el amor mejor que yo y te va a decir las cosas más hermosas que alguna vez escuchaste. Va a querer hablar de mí, y vos no vas a decirle nada, porque me borraste. Nunca vas a querer que sea las cosas que pensás. La vas a dejar ser y eso te va a extasiar. Vas a decirle las cosas compulsivamente, verborrágicamente, vas a contarle todo lo que sentís. Nunca vas a quedarte dormido cuando te pida algo importante. Nunca le vas a reprochar su pasado. Vas a entenderla completamente, por eso no vas a juzgarla. No vas a congelarte ni lastimarla. Vas a ayudarla a que se apague, nunca vas a alimentar el fuego de estar constantemente prendido. Cuando te de batalla vas a caer rendido, le vas a decir que tiene razón y vas a llorar. Vas a llorar por alguien. Vas a llorar por algo. Vas a ser por primera vez en tu vida un fiel reflejo de tu burda imagen de carne y hueso, porque no lo sos, creeme que no lo sos.