somos una robinsonada
de esas que ya no existen
verte el lunes fue particularmente esto:
ponerme a escribir
sin estar escribiendo
y aunque lo hice y leíste, creo
haber asumido nuestro entierro
nuestro no-estreno
porque siempre tendré tu lunar enterrado en la mácula
y si esa noche estaba insoportable
sabía que ibamos a volver a perdernos
y me viste salir de la habitación
arrastrada por una certeza
por sus palabras, que dijeron exactamente
lo que ya sabía
reitero:
mis labios se alejaron de sí
lo máximo posible
volvieron a repetir mi necesidad
del privilegio del final
la trampa de la sinceridad
que eran la misma cosa
y creo nunca haberte cuidado
sobretodo en la distancia
que hoy sé
la mantuviste tan solo
como yo
la diferencia radical
es que mientras el vacío de no amarte
ni amar absolutamente
yo esperaba
el privilegio del final.