es lo que habré de beber
cuando esté muerto
pero entonces, tan innecesario
será como haber vivido sediento y exhausto
revolcándome en el lecho fangoso de las fuentes
sin poder probar una sola gota
el elixir vital
del que supongo yo también estar compuesto
la serenidad es una herida cruel
y hasta mal hecha
lo sé porque cuando arde
debo considerar una infección
un estigma
un poder
tan distinto a tantos otros
estar vivo se resume a eso
ver pasar todo aquello que uno quiere
admirarlo
pero nunca tocarlo ni besarlo
o peor, besarlo
no poder tragarlo jamás
porque sé que cuando me muera
cuando me muera se abrirán para mí
los ríos de la desesperanza
y yo sin haberlo sentido siquiera.
*a ese juego de palabras lo robé, pero el concepto es otro.