estoy casada con una ruta y sus destinos inciertos
con las ganas de caminarla y seguir por el aire
con el viento, capaz de golpearte la cara y
también de erosionarte por completo
con el después, que no es lo mismo que
tu boca en el antes
ni tus piernas en el durante
ni el cigarrillo que estoy prendiendo
las cuerdas que rasguñaste
en la guitarra hoy a la tarde
merecían ser lamidas por los perros de la calle
o admiradas por los niños que sonríen
que podrían haber sido nuestros
dejaste de fumar, mi amor
paraste de matarme
(ahora me suicido solita)
cantaste eso que
perturba toda carne
de los que pelamos hasta los huesos
por tres o cuatro trozos
de eso que dicen nada
y en tu cabeza gira un mundo entero
vamos a arruinarlo, me dijiste
yo ni sé qué más queda
tus dedos, quizás, acomodando los mios
luchando
en el pasto perfecto
en el que alguna vez habremos peleado
aunque hoy hagamos la paz
muy a mi pesar
más bien hacemos el amor
hacemos que hagan el amor
el hombre del sombrero en tus ojos
y mi sonrisa de puta.