El cíclope, caminemos rápido, rápido que no nos... me lastima estar siempre apurándonos, me flagelan esas pequeñas cuchillas en la espalda, y saber qué son.
El beso que es beso, nunca como lo planeo, subirme a vos, todo en planeador, (y la sútil paradoja). Uno no puede decir que ama sobre un trozo de papel en medio del viaje de vuelta, pero si se lo piensa desde el abrir de par en par de las ventans se rasgan las cortinas, yo arañandome a mí en vez de a mí espalda, tu espalda salvo hasta la ducha, (y no como esta vez).
¿Qué es un mes sino un peso en la espalda?, tan largo, todo tan arduo que si me duele irme no me importa, no puedo seguir esperando a tenerte todo el tiempo.
Tu cama, tu cama, todo lo que a mí me significa y me sucede, lo que soy después. El corazón que por momentos vuelve, golpeando el pecho, queriendo salir, al cielo. Mi alma cayendo a cuentagotas (las pócimas, las pócimas), ahí, sí, sí, donde tante gusta.
La risa tan inocente y tan sin sentido, me escapo por la boca y todo ardiendo. Decir esas palabras tan mías, que tanto aferro, y escucharlas de vos por primera vez, arder, arder.
Mi amor el agua rebalsando de eso que dijiste verde, y viajando por mi cuerpo, tu cuerpo (cómo van las cosas es lo mismo).
Ya en el piso, yo aguanto tan poco que tengo que gritarte que pares, y no, seguí, seguí conmigo, y dormite así, con el pelo ahí, y tu boca allá, y el hombrecito del sombrero mirándome a mí, sólo a mí.
¿natalio ruiz?
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