el después, que no es lo mismo que
tu boca en el antes
ni tus piernas en el durante
ni el cigarrillo que estoy prendiendo
las cuerdas que rasgaste hoy a la tarde
merecían ser lamidas por los perros de la calle
o admiradas por los niños que sonríen
dejaste de fumar, mi amor
(ahora me suicido solita)
cantaste eso que perturba la carne
de los que pelamos hasta los huesos
por tres o cuatro trozos
tus dedos, quizás, acomodando los míos
luchando en el pasto perfecto
aunque hoy hagamos la paz, muy a mi pesar
más bien hacemos el amor
hacemos que hagan el amor
el hombre del sombrero en tus ojos
y mi sonrisa de puta.
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