26.1.13
13.1.13
una lista repleta
de lo que no habrá
y ya no debe hacerse
está bien, es
increíblemente justo
y sucede
gracias a las aristas de las cosas
debería decir
que se siente bien
ahora tener una libertad
que no es necesario compartir
pero la verdad es que no se siente
no se siente pensar en volver a casa
es gracioso el tiempo que llevaba sin llorar
a pesar de las circunstancias
o poder nadar en todo el ron del mundo
privada del tacto
y por favor ya no tocar a nadie
y en lo posible nadie me toque a mí
excepto para lastimarme
detesto la forma de las cosas
sin importar cuántos lados tengan
finalmente detesto.
11.1.13
-
Acerca
de lo estúpidas que son las fotografías de las cajas nuevas de cigarrillos.
-
No
son tan nuevas.
-
Tampoco
fumé tanto.
-
Refrescó,
querida.
-
Debe
haber menos humedad, aunque sabés qué la testea hace un tiempo largo.
-
Lo
que sea que se haya metido debajo de la letra “o” de tu teclado.
-
Ah,
cierto que es mío y que no escribís vos nunca.
-
Yo
no escribo hace un año, no jodas.
-
Cierto.
Como si quisiera andar por ahí buscándome algún reventado con la extraordinaria
capacidad de sacarte brillo.
-
Lo
hicieron bien…
-
Hace
un par de noches, de cualquier manera, estabas increíblemente contento. Obtuviste
lo que querías.
-
Sí
y no. Verás, no me interesa en absoluto el sufrimiento ajeno. Sólo trataba de
recordarte que existo, te comportaste acorde a las circunstancias, te felicito,
dame un mes.
-
Me
estás cansando.
-
Jamás
lo suficiente como para que me dejes ir. O me mates o algo. ¿Averiguaste cómo
matarme? Te hice resistente a cada porquería que te dejaste meter en el cuerpo.
¿No te habían dicho que de ser una drogadicta iban a tener que subirte las
dosis de todo y dijiste que no? Ves, estabas mintiendo. Me querés todavía.
-
Sinceramente,
accionás dónde se te canta. Ya me tiene sin cuidado. Te encantaría que te grite…
-
Pero
le gritás a los demás, eso está claro. Tenés cuentas pendientes conmigo, podrías
empezar a saldarlas. Yo te iba a llevar a donde más querías.
-
Te
tenés fe cuando me ponés a escribir, demasiada para creer que no podría
renunciar a ello.
-
Tu
talento puro está completamente de mi lado, no podrías sin mí. Y ya ves lo que
pasa cuando me corrés a un costado. Creés que me dejás incinerarme solo, cuando
en realidad siempre encuentro alguna veta repugnante en tus inescrupulosos
actos y me dejás escapar.
-
Adorás
tus cinco minutos de fama, te olvidás del lugar en el que vivís.
-
Estás
sugestionada. Creés que me vas a ahogar por ahí. En Concordia probablemente.
Que me vas a estrujar cual insecto: no recordás de dónde salí.
-
No
me va a tomar demasiado tiempo.
-
Ahora
explicame, pequeño monstruito, por qué delirás con saber por qué te alejaste de
los que realmente te conocen.
-
Me
doblás en intelecto, lo entendés.
-
Se
me ocurre que creés que podés sostener tus mentiras a muy largo plazo si ya
nadie puede refutártelas.
-
Correcto,
ahora jugá a otra cosa.
-
Mentira.
Todavía sabés mentir, sólo no podés hacerlo conmigo. Todavía me necesitás.
-
En
parte.
-
No
vas a escribir un carajo sin una musa. Y yo soy todas ellas.
-
He
escrito con felicidad y te recuerdo que ahí no estabas.
-
Explicame
ahora cuando fue la última vez que escribiste feliz y te permito retirarme la
palabra. Pensás que me vas a matar con la pastilla que te claves esta noche,
si, sólo si te voltea.
-
Cierto
que si no lo hace volverás en la forma de algún sueño espantoso el cual
recordaré mañana y sabré que no dormí por tu culpa.
-
Trabajo
mientras dormís, no seas idiota.
-
Tu
deber es mantenernos con vida, nunca te olvides de ello.
-
Te
voy a perseguir hasta la próxima.
-
No
si te desaparezco en esta…
-
No
vas bien en absoluto, nena. Trabajo para el mejor postor, estoy cómodo.
-
Y
supongo que por eso desaparecés la mayor parte del día…
-
Solés
aburrirme, hasta que me recordás.
-
Se
te están terminando los años de gloria. No soy la única que te lo dijo.
-
Casi
que te gano como treinta y cinco veces, no tenés muchas otras debilidades.
-
Barajá,
estúpido, tiene que durarme toda la semana la caja de cigarrillos.
-
Es
viernes. Ducasse. Los viernes son míos.
-
Estás
en la casa de mamá, sabés que acá no corre el tiempo.
-
Ah,
pero sí que corre. No creas que no sé cuando mirás el relojito insulso.
-
Si
te aislo estás en la freidora.
-
Me
vas a extrañar. Me extrañás siempre. De hecho querés dejar todo lo que te aleja
de mí, porque lo hacés.
-
Porque
te echo la culpa de la mayoría de las idioteces que nos hacés hacer.
-
Pero
yo soy perfecto, vos no.
-
Perfecto
sería reventarme un oído y ya no tener que escucharte.
-
Tenés
otro, ya lo discutimos. Con ese querrás oírlo todo, inclusive a mí.
-
Cuando
te encuentres algo que quiera vengarte la muerte quizás volvamos a hablar.
-
En
algún planeta autocreado de mierda. La primera vez que te hartes voy a estar ahí.
Y la segunda, y la tercera.
-
Y
la cuarta, y la quinta. Te quedan muchas menos fichas.
-
Dijiste
que el tiempo no corría. ¿Y qué si aún las tengo todas?
-
Esta
noche no te las veo.
-
Pero
son las más caras y sabés que podría jugártelas.
-
¿A
cambio de qué?
-
Pregunta
de quinceañera boluda, estás grande.
-
Algunos
días.
-
Quiero
un trato.
-
Olvidate.
-
¿No
te cansás? ¿Ni un poquito? ¿Nunca? Ves, ahora sí te duele.
-
Es
la silla.
-
Conociéndote,
podrían ser hasta los murciélagos.
-
Pero
es la silla.
-
No
te costaría intentar.
-
¿Y
si pierdo qué?
-
La
estirpe.
-
Olvidate.
-
¿Qué
soñaste anoche?
-
Que
volvías a llevártelos.
-
Ahora
nos entendemos.
-
Pero
después conté los días, no habría manera.
-
Ves,
estás soñando lúcido. Ahora nos entendemos mejor.
-
La
pastilla y rajás como por diez días. Veinte si subimos la dosis.
-
Y
estaré exactamente en el mismo lugar.
-
No
te los llevarías, no te los podés llevar. Y te voy a explicar por qué. No me
pertenecen.
-
Pero
los mandás al pandemonio igual.
-
Yo
también me habría traicionado de ser ellos y sin embargo están de mi lado. Te
estás quedando solo.
-
¿No
era que no podía ni tocarlos?
-
Si
te dejan, estaría bien, cobrate sangre. Pero mía, y nos vamos juntos.
-
Qué
aburrido, sobrevivirías. Y si te internan esa vez vas a tener más que manchones
blancos.
-
¿Más
que doce puntos, decís?
-
Ninguno
que no puedas arrancarte.
-
Tus
manotazos de ahogado ya no me divierten.
-
Está
bien, tené tus veinte días. No creo que te los merezcas. Pero al menos tus
piernas sí.
-
Hablás
como si no las usaras.
-
Las
tomo prestadas, a las cuentas las arreglamos acá. Y cuando lo hagas volver, nos
harás volver a todos.
-
No
vuelve.
-
Siempre
vuelve. Él también habla solo. Y nos lee, querida.
-
Cómo
te gustaría…
-
Mataría
por tenerlos a ambos de nuevo.
-
A
esa la quiero ver.
8.1.13
ayer me saqué la venda que tenía puesta desde el sábado
eso pasa con las cosas impermeables
aún así seguía intacta
hubiera podido dejarla una semana más
pero no, porque picaba
y cuando pica es bueno
o algo así
en realidad fueron mosquitos
en la puerta de lo de sandra el domingo
pero me volví a mirar al espejo, voilá, chapeau, esas cosas
cicatrizó la parte de arriba, porque
claro
sólo la toquetearon la primera vez
y están desapareciendo de a poco las rayas horizontales
mientras estoy en casa
leyendo
una tonelada de aventuras ajenas
que me gustaría poder llegar a vivir
si tan sólo no estuvieras asfixiándome.
no entiendo cómo podés leer a las oscuras
lo más gracioso
de todo
es que en un tiempo ya no será verano
y me voy a arrepentir
porque voy a estar en casa
y el teléfono será una extensión de mi mano
llamando a otro que pueda lamerme la herida
pero no serán estos
que tanto me cuesta ver
y permitime decirte que es tu culpa
porque me arrastrás bajo amenaza
de tu espada monógama
a una vida de sufrimiento
¿no ves que soy un animalito?
y vos no vas a entender
que cuando me despierte de todo esto
estaré más vieja
y habré perdido el tiempo.
mis hermanos tienen un pez hijo de puta
que esta tarde casi se muere
y tuvimos que aislarlo y curarlo con azul de metileno
acabo de pasar por al lado de su pecera
y está como nuevo
hace un rato me preguntaron dónde
y contesté que era la peor para saberlo
y además llueve
que no hace demasiado tenía una vida
y le pedí que se muerda la lengua
tiene razón en gran parte
este viaje no es más que la manifestación de mi falta de vida
me la paso de la cama al living como en casa y ni siquiera es casa
y así estuve durante mucho tiempo
desperdiciándome
me succionaron el alma
con cada acto por intentar domesticarme
y me compré la cámara sólo para convencerme
que todo objeto ante mí podía llegar a enfocarse
con más o menos esfuerzo
como si volver a los lentes pudiera sanarme el astigmatismo
como si esta cicatriz asquerosa no manifestara una herida
que me habla de lo mucho que he errado
como si no pudiera sospechar que mientras duermo como animal sedado
se acercaran sanguijuelas a mi lecho
y todos las noches me succionaran lentamente
mis hermanos se compraron el pez hijo de puta
cuando yo los dejé solos
porque sentían que se volverían más responsables
si tuvieran algo que cuidar ahora que nadie cuidaría de ellos
pero ese pez sana todas las escamas que se rompe intentando escapar de la pecera.
que esta tarde casi se muere
y tuvimos que aislarlo y curarlo con azul de metileno
acabo de pasar por al lado de su pecera
y está como nuevo
hace un rato me preguntaron dónde
y contesté que era la peor para saberlo
y además llueve
que no hace demasiado tenía una vida
y le pedí que se muerda la lengua
tiene razón en gran parte
este viaje no es más que la manifestación de mi falta de vida
me la paso de la cama al living como en casa y ni siquiera es casa
y así estuve durante mucho tiempo
desperdiciándome
me succionaron el alma
con cada acto por intentar domesticarme
y me compré la cámara sólo para convencerme
que todo objeto ante mí podía llegar a enfocarse
con más o menos esfuerzo
como si volver a los lentes pudiera sanarme el astigmatismo
como si esta cicatriz asquerosa no manifestara una herida
que me habla de lo mucho que he errado
como si no pudiera sospechar que mientras duermo como animal sedado
se acercaran sanguijuelas a mi lecho
y todos las noches me succionaran lentamente
mis hermanos se compraron el pez hijo de puta
cuando yo los dejé solos
porque sentían que se volverían más responsables
si tuvieran algo que cuidar ahora que nadie cuidaría de ellos
pero ese pez sana todas las escamas que se rompe intentando escapar de la pecera.
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