23.6.09

a vos también

Voy a brindar por las veces que estuvimos en el mismo lugar, pasar por la puerta de tu casa para ir a tal o cual lado. Los amigos que tenemos en común, y los que tenemos sin saber. Las cosas que pensamos igual, que ni siquiera terminamos de descubrir, es que mucho no nos importa. Escuchar la misma banda a dos o tres mesas de distancia. Llorar los mismos días, a la misma hora por las mismas cosas.
Por todo ese tiempo en el que sabemos que nos podríamos haber desarmado, pero fue así, y nos quedamos con lo que debe ser, con lo que no vamos a cambiar. Y es que en realidad podemos cambiarlo todo, dibujarlo todo, decirlo todo aunque eso signifique quedarse callados mirando el techo, o fumarse un porro (y quiero fumarte a vos también).
Despertarte a las tres de la mañana a que te pongas lo primero que encuentres para caminar incansablemente, y elegir al azar dónde entrar, que bien sabés que de azar no tiene nada. Entonces abrir un libro en cualquier parte, y te lo voy a decir al oído, te lo voy a decir.
El tiempo es de lo más tirano, mucho no me importa, esperar en Buenos Aires es el viaje en tren, en subte, en colectivo. Y esperarte está firmado con mil horas de todo aquello.
Voy a brindar, sí, mucho más no puedo hacer. Me voy a arrancar de la boca el sabor amargo de estar perdiendo, porque en el fondo sólo estoy ganando. Voy a beber hasta ya no poder recordar y entonces quizás me convenza de que falta menos.

burned

Buenos Aires la incandescente por la ventana. No me pasa, nunca me pasa, porque nunca me despierto en destino, pero ésta vez sí. Será que necesito ver la verdad, si es que es ésta, y al final, ¿cómo saberlo? Detesté el viaje de vuelta a casa. Quise que sea un viaje en el tiempo. Quise que las cosas duren más que la efimeridad de esos momentos.
Que estés yéndote, y el malestar que me provoca. Ni siquiera, porque hoy me voy yo, y si te frenás a pensar siempre estoy yéndome. Porque la vida es una eterna despedida, y no retengo las cosas demasiado. Tengo un problema a la hora de dividir lo dispensable de lo indispensable. Volverme de piedra, lo desmiento y lo anhelo hoy más que nunca.
La cama está tan fría, y todavía tengo que hacerla dormir. Porque el frío dibujó perfectamente ésta postal, la de estar llegando a eso que quiero y elijo. A veces no, pero es el sabor de haber decidido. De haber perdido, también, y de seguir perdiendo.
A veces desearía que fueras de otro planeta. Y es que lo sos.

22.6.09

13

El teléfono que no para de sonar. Vos que pensás que hasta es mejor, y yo que todavía tiemblo. Creo en todo y en nada, y en que lo estás haciendo de nuevo. Arrancarte la piel, eso quiero. Dura la totalidad de esa película que nos encanta, y a la vez tan efímero que... no, no les prestes atención, y no estás, porque en el fondo sé dónde. Eso que se te perdió... eso que se te perdió lo explica todo.

18.6.09

ríos metafísicos

Entendíamos la lluvia como entendíamos el llanto. Pienso que a eso te referías, a mi llanto. No era difícil, soy de esas personas que lloran seguido. Conmigo hasta eso se vuelve algo visceral. Estoy matando o estoy muriendo.
Ahora que desde hace varios meses la habitación desde la que se tiró Oliveira está vacía, sin hilos de colores que impidan la entrada de alguien, me pregunto cómo se ven las cosas desde afuera. Porque yo sabía que en algún momento me iba a soltar y caer en ese mar al que le daba la espalda. Que me tragó, como bien pude predecirlo. Digo, entro a esa habitación todos los días, no hay razones para pensar que quedó algo adentro. Fue un año y medio el que se cayó por esa ventana, un año y medio que se tiró de cabeza a dar con una Rayuela y todavía no podemos responder si se le partió el cráneo en el Cielo o en la Tierra.
Hay ríos metafísicos. Sí, querida, claro. Y vos estarás cuidando a tu hijo, llorando de a ratos, y aquí ya es otro día y un sol amarillo que no calienta. Porque del rojo al verde todo el amarillo muere. Porque soy roja, y esto que estoy sosteniendo es el amarillo.
Eso que no te alcanza, eso que no te llega, eso que estoy llorando porque sé que se va a morir y capaz ya está muerto, falta que vengan a decirme que Rocamadour está muerto, entonces dejaré de sostenerlo incansablemente, de cuidarlo y alimentarlo como si en vos aún quedara una ínfima intención de que respire. Porque no la tenés, ¿o sí?, no sé, no sé, yo ya no te escucho porque en esa habitación estoy sola.
Me quedan los hilos que sola desenganché de las paredes y las cosas. Las madejas que cuidadosamente acomodé por si algún día te querías venir a enredar conmigo otra vez. Ni siquiera pretendo eso, a este punto los quemaría, porque la idea no es volver a lo de antes. No puedo hablar mucho de la idea. Pero la cuestión es que ahí te estoy esperando. Con la puerta cerrada, cosa que parezca que no hay nadie, cosa que parezca que no estoy, porque si estoy no vas a entrar. Con la reconstrucción de los hechos, con todas las cartas del crimen que cometí. Me entrego completamente. Porque no entiendo la lógica de las cosas. No pienso dejar de pelearlo. Éste cuerpo es el de un legionario que se otorga en el campo de batalla.
Hay ríos metafísicos, y yo los estoy nadando como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándome caer para levantarme mejor con el impulso. Vos describís, y definís y deseás esos ríos, yo los nado. Pero lo sé. Necesito saberlo, como vos, porque puedo vivir en el desorden pero necesito que alguna conciencia de orden me retenga. Ese desorden que no es ningún orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y del alma que me abre de par en par las verdaderas puertas. Mi vida no es un desorden más que para vos, enterrado en prejuicios que despreciás y respetás al mismo tiempo. Yo, condenada irremediablemente a que me juzgues sin saberlo. Y te dejo entrar, te dejo entrar porque espero que algún día puedas ver las cosas a través de mis ojos.
Sos el verde. Por no decir que sos el azul. Por no decir qué colores componen ese verde. Por no decir que de cualquier manera estamos muertos.

14.6.09

descomposición

descomponer los colores del alma hasta la última consecuencia
donde ya no queden grillos que canten ni reflejos eternos,
donde ya tan transparente ni siquiera pueda percibirse el sabor de las batallas perdidas,
sólo la esencia de los que responden
todo grito de ayuda y también
toda esperanza,
sentirse poseído por la fugacidad de esa desfiguración
ni cruel ni sabia
ni tu boca ni la mía, sino todo lo que surge después
todo lo que nos sucede
sentirse vivo, sentirse eterno,
sentir que ahí viene otro tono a empaparnos lo que ya ni siquiera es
una cara
no tiene forma, salvo eso que se aproxima
a desmenuzarnos, justo ahora
que somos dos
y somos
nada.

the bends

Con vos no hubiera pasado. Ni esto, ni nada, ni necesitar salir de casa porque ni siquiera habría estado en casa. Con vos se van las mariposas, los veranos y la escarcha del invierno que tanto nos gustaba mirar por la ventana. Se van las flores, los acordes más felices y los más perturbadores. La casa que ya no habito. La cama en la que no duermo. Los olores que ya no siento. Las sensaciones que no recuerdo. La vida que ya no vivo. Y me muero, mi amor, me muero.

12.6.09

gnik nus

Que tengo que saber que puedo llegar a desconocerte alguna vez. No, no quiero saberlo. Somos dos infantes jugando en un jardín en el que nos encanta estar. Me es tan placentero que lo busco todo el tiempo. Vos estás sonriendo, siempre estás sonriendo, y así es como me encanta recordarte. Tenés los ojos más transparentes que nunca, no hay mentiras entre nosotros. Es tan pleno como la canción en la que estamos pensando. No me permitas caer en pensar que se puede tornar en algo menos inocente, ahora que justo tu mano acabó de apilar un cubo y al retirarla agarraste la mía. Estás sosteniendo esto que soy ahora. Y lo estás disfrutando, Rey Sol, yo sé que lo estás disfrutando.

5.6.09

gatos y cápsulas de veneno en cajas

Me estaba prendiendo otro cigarrillo, y ya sé que hoy fumé un montón, que anoche perdí la cuenta, que la casa está tan fría que espero las dulces sombras de (no sé qué iba acá, ya me viaja el humo por las entrañas).
Fijándome en lo tonto de estos tiempos me di cuenta de que tengo que limitarme a tomar las cosas como vagos aprendizajes y que el devenir explicará. Después de todo, para el futuro no es que falte tanto.
Tonto, sí, pero volví a pensar en el dichoso gato de Schrodinger. Sí, en ese. Otro día, supongo.

ellos

habito este cuerpo
porque no sé de otro
porque tu boca es cosa de pocas veces a la semana,
pero qué placentero
que se vuelve.
tengo el hábito de
arañarme por dentro,
tus heridas, todas tuyas,
algún día,
algún día.

es que no lloro, o casi,
y no demuestro
nada, salvo lágrimas
de hacer el amor y saber que quizás dejaremos de
hablar
si hay días de pocas palabras
si hay soles que no sintonizan
mi vida y nosotros, dos cosas aparte.

vos, otra vez
cosas por las cuales me despierto
amar saber que nadie te obliga a levantarte,
pero cuanto temor
porque es sentirse solo.

y la soledad es una centrífuga letal,
habitaba este cuerpo en la vida anterior
ingenuidad
pensar que las cosas cambian,
no cambio yo,
la isla por caprichos,
no cambio yo,

ser la mitad de mujer que era
no ser
tocada,
alma pateada
por un mundo que camina
como enfermos
esperando por la horca,
por las ganas de cogernos esta noche
lejos,
lo único sincero

la única revolución que me gasto en hacer

nosotros,
cambié de escenario
pero lo mismo me muero,
ahora sólo hago

nosotros.