Yo nunca hablo de mi alma, no esperen que lo haga ahora. Y mirá que no hablo, pero todos sabían que no la tenía adentro ultimamente. Digo, se fue, se me escapó, chau, puf.
Se pone difícil así. Primero lo primero: el hueco en el costado izquierdo. ¿Voy a ponerme a mentir a esta altura?, me lo extirparon, qué va a ser. Sólo me queda el alma, a veces, a veces. Cuando el alma no está: un pulmón te sostiene. El problema es que mis pulmones andan mal, bastante mal, más el de ese lado, si no es el humo es el moho, si no es el moho la esquirla de cuando al alma se le canta partirse, y la mar en coche.
Saliendo de los tres estados, y no, August, vos no, que yo en el positivismo creo pero hoy no. Saliendo de los tres estados por ahí la vomito*. Es muy raro, porque puedo estar muriendo y bancármela o no bancármela nada, y así estamos. Cuando sale de mí es porque todo está dado vuelta, con la arena cayendo lenta y gradualmente, esperando por ese último granito que le ponga un parate a todo.
Cuando sale de mí la ando pateando por la calle, camino y la ando pateando, y se ensucia, y se derrite, y llora sola, y si me caigo, y ni la araño, lo mismo, lo mismo.
Generalmente tiene que venir otro a pateármela y metermela de canto en la boca, sino no puedo.
Y entonces, GLUP, y muchas gracias.
La extrañaba a la muy puta.
*cayéndole en la espalda, vomitándole.
happiness is a warm gun.