2.10.12


etanol
excipientes
entrando y saliendo con libre albedrío

te mordí, nada más
despacito

como si de la otra noche no quedara rastro

como si tu pecho hoy fuese un trozo de carne virgen
sobre el cual volver a pasar los dientes

los gritos y el humo
socavándote la voz
volviéndola inútil a cualquier gesticulación no correspondida

al éxtasis de las horas
de los labios deshidratados
reconstruyendo el mapa de una contextura

susurrándome el pecho
desde la espalda

demonizando los indomables días
en los que no puedo acariciarte.

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