etanol
excipientes
entrando y saliendo con libre albedrío
te mordí, nada más
despacito
como si de la otra noche no quedara rastro
como si tu pecho hoy fuese un trozo de carne virgen
sobre el cual volver a pasar los dientes
los gritos y el humo
socavándote la voz
volviéndola inútil a cualquier gesticulación no
correspondida
al éxtasis de las horas
de los labios deshidratados
reconstruyendo el mapa de una contextura
susurrándome el pecho
desde la espalda
demonizando los indomables días
en los que no puedo acariciarte.
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