y ante la premisa del ahogado
del entierro
los inyectables
la intoxicación, el exilio, la falta de tiempo
la sobra de todo
somos yo y mis manos
intentando recuperarnos de la deshidratación literal
la que me hice con una botella que alcé en tu nombre
y no la que me hice realmente
pensándote estas dos semanas
a merced de mis costillas
ir borrando tus números de mi cabeza
evitando determinadas canciones
regalando algunos encendedores
pidiéndole a todos por favor, ya no, que nadie te nombre
ni siquiera en el volver a casa de mi rehabilitación boluda
porque podré darte toda la razón del mundo
escribirte poemitas insulsos
a los que no le encontrarás respuesta
jactarme de todo lo que aún nos queremos
y eso es cierto, y es así
pero te extraño
y también es cierto y así
que tengo un rollo para revelar al cual le temo
que repelo la costumbre
(de haber tenido ganas, necesitaba tres días)
y que hace tiempo nada me provoca tanta impotencia
como saber que todo esto así tenía que darse
apoyarlo moralmente, con puro pragmatismo
preguntándome de nuevo, julieta, en qué carajo estabas pensando
por qué quisiste
pero a pesar de las otras verdades hay otra irrefutable
que si alcancé un óptimo estadío de la razón
sólo fue para no lastimarnos
sobretodo dejar de lastimarme a mí
y que mis relaciones a larga terminan transformándose en papeles.
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