y ahora, que lloramos al unísono
sólo porque los meses gestaron la habilidad de asumir el daño que nos hemos hecho
existe una tumba en buenos aires
en la que velamos lo que fuimos y sonreímos:
y si te amo todavía, que a eso
lo sabré mañana
cuando despierte con los ojos flagelados de todas las lágrimas que te volqué encima
entonces caminaré hasta la tumba
para volver a decirte
que lo que menos quise hacerte, esta vez
y cualquiera
fue daño.
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