concordia a ésta hora es una patada en el pecho
así como está, entregándose
a lo poco que calienta el sol en invierno
a la amargura de las 6 de la tarde
al hedor de mis huesos
deben ser mis huesos
cansados
de tanto pelear
no hubo momento en el que esto no fuera
una herida de guerra
te dije vencida
en el campo de batalla que es mi cama
en la que ya no duermo
ni dormiré
porque probablemente temía por esto, y esto existe
existe en el buenos días
en el llegar a casa, en el frío
en la carta en la que puse todas mis fuerzas para decirte
que ya nada puede cambiarme tanto
como lo que deja de existir
y es lo que hay
porque no vas a estar en ella
ni en la de al lado
ni en los cadáveres del piso
que me decían, con el correr de la semana
que yaciste
gemiste
acabaste
transpiraste
gritaste y lloraste
arriba mío.
1 comentario:
Aguanten todos los poetas de Buenos Aires.
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