un pájaro, a lo sumo podrá cantar
tírese de rodillas y nade,
a veces una hora es demasiado tiempo
pero mi cuerpo está para esto:
ser el envase contenedor de lágrimas
la tolerancia, la energía.
a contraluz todos los principios se desvancen
y nos quedan nada más que los fines y las culpas,
lo inevitable.
esa maldita renuncia constante.
devoción: que de repente la distancia entre la cama y la puerta sea eterna.
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