Alejándote no ibas a solucionar nada. Te gustaba decir que eras mi espejo, mientras te calzabas una máscara y me acechabas por toda la casa sínicamente. Cuando me hablaste de plantas creciendo en mi estómago o de tornillos cayéndose de mi sien eras el único que podía solucionarlo. Las luchas no terminan del lado de afuera. Las luchas duran años.
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