parece que llovió a cántaros
y tu boca es un tobogán de placeres mundanos
y no tanto
me gusta imaginarla
sólo mía
como si todo estuviera intacto
y sin embargo yo
condensando deseos
de domingos o feriados o
de cualquier día hábil consumible
a la luz de una vela
que rara vez recordábamos apagar.
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