4.4.13


la humedad nos ha matado
me dí cuenta el otro día (ya hacen un par, igual)
la cuestión era que estaba intentando estirarme (como hago y no hago hace tiempo)
porque el mundo sin dolor era un lugar inimaginable
entonces pensé que el mundo era un lugar en el que debía agradecerse
(algunas veces, no todas)

y hablando de la costilla que pensábamos arrancarnos (me corrijo, pensaba)
si bien hace un tiempo que ya no pienso

pero lo que sí, la otra noche
abrazada, un tanto estacada al cuerpo de (inserte aquí al último)
es que imaginate si fuera él
imaginate si fueras vos, carajo (inserte al anteúltimo, que ya lleva su tiempo ahí; como cuatro años, como cuando lloraba seguido; ¿más seguido que ahora, será?)

imaginate que nunca te tragaste mis mentiras piadosas
esas cosas que, (creeme, por favor) no necesitabas saber
y que cada tres meses no jugábamos a enterrarnos en el parque, ni a matarnos, ni a nada

imaginate que nunca te pegué una patada
ni que tuviste que decirme que estaban sangrándote los idílicos cuernos
tus cuernos inexistentes

imaginate que te conozco ahora y me parecés un drogadicto y un pelotudo
que nunca me viste el pelo largo, que no jugaste con él
que tenés la pija chica

imaginate que no sé lo que es que me importen las distancias, ni el 111 de mierda
imaginate por un segundo que estos siete años
no existió momento del día en el que te piense (porque podía pensar en otras cosas)

imaginate que es mi cumpleaños, y que llegás solo y duro
a buscarme la mano en una fiesta en la que te presento a todos estos amigos que van a caerte poderosamente mal
y que no puedo decirte “mi amor, mi único amor, el amor de todos los tiempos…”
que simplemente te digo “mi amor, dibujame de nuevo”
y nos escapamos por ahí, nos vamos a un mundo que nos quede cómodo a los dos
un mundo en el que no pienso en darle al acelerador con tu mano en la palanca.

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