23.7.09

cangrejos

Nos miramos de reojo, entonces yo me arrastro como si quisiera escaparme, sólo busco que me sigas y lo sabés, lo sabés bien. Te sentí, nada más, y tuve que irme. De tu sexo, de tus nexos, de tu pecho prendiéndose fuego, de tu cuerpo tomándome. De tus gritos y tu voz casi apagada contándomelo, cantándomelo. El sonido de la búsqueda de lo perdido, y el encuentro, ya digitado por nuestras sienes ardientes, sin mayor consuelo que converger en un tira y afloje mutuo que por un rato, al menos por un rato, nos apaga y nos sacia por completo.

No hay comentarios: